Aquella mañana del 09 de Octubre de 2001, el corazón urbano de Santiago latía con mayor efervescencia, síntoma de que un acontecimiento histórico se estaba gestando. Decenas de adolescentes se iban congregando en las afueras de la Feria del Disco. A las 3:00 de la mañana comenzaron a llegar fanáticos. La euforia le daba los buenos días al recinto discográfico.
¡Vuelven Los Prisioneros! Fanáticos, medios y hasta curiosos, ya sean de la época, mayores o de las nuevas generaciones, estaban ansiosos de presenciar el encuentro y conferencia de prensa de la banda. Poco más de setecientas personas habían rodeado el establecimiento. Empezaba la venta del concierto de reunión en el Estadio Nacional. Apenas habían mostrado “Las Sierras Eléctricas”, single que además se les regaló a las primeras cien personas que compraron su ticket para el recital. La impaciencia se iba mitigando con el cancionero creado por Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia dentro de su discografía, esa selección de temas que en el tienda se iba escuchando entre los parlantes y el cantar unísono de quienes hacían fila para estar cerca del grupo.
“Cuando nosotros tres tocamos las canciones que hacemos, algo levanta, te dan ganas de salir, levantarte, bailar y es una cosa positiva”, dice Jorge previo al encuentro con medios y fans. Un momento en el que la vorágine de pensamientos hace estragos en Los Prisioneros mientras miran desde la ventana a los fanáticos llegar. Se oye el cantar de la multitud emocionada.
“¡Es el momento perfecto para tocar, está todo pasando!”, le dice Jorge a un medio que lo intercepta antes de dar inicio a la conferencia, haciendo referencia a los doce años de hiato musical por el que transitaron. “El recital que estamos montando es el que mucha gente por la edad que tiene no alcanzó a ver y que nunca llegamos a montar como grupo”. El sonido de los flashes y el agite de los medios creaban el escenario que define un hito musical que debe ser registrado en todas sus facetas de desarrollo.
Jorge es el primero en saludar al mar de fanáticos que se avistan desde el ventanal que mira al Paseo Ahumada. Claudio hace lo mismo y se le junta Miguel. La multitud alcanza un máximo de euforia. El trío destilaba lozanía, avidez, fraternidad, una suerte de continuación y complicidad que distaba de un simple regreso. Aunque toda la década de los 90s habían estado en sus proyectos personales, dejando a Los Prisioneros en stand by, esta vuelta mitigó los años de incertidumbre.
ENTRE FLASHES E INTERROGATORIOS
“No ha habido ningún día que podamos dejar de ser Los Prisioneros”, le explica Jorge a los medios, ante una ametralladora de preguntas, cuestionamientos y curiosidades mediáticas. Había un hambre periodística, el placer informativo por conocer cada detalle de la vuelta como trio, el siguiente show y el enigma de saber cada detalle de sus vidas previo a esta conferencia.
Las letras de Los Prisioneros es tema recurrente y protagónico de los medios presentes. Ante la pregunta si en aquel 2001 seguían vigentes, González responde “No nos corresponde a nosotros decir eso”. A estas alturas en 2019 ya parece que el contexto social ha convertido el mensaje de Jorge en eternamente visionario.
La energía de la banda en ese momento estaba enfocada en el show del Estadio Nacional, los tres moldeaban las respuestas hacia este hito y recital. Sobrios y llevados a ratos por la jocosidad de su personalidades se fue desarrollando la rueda de prensa. Lo suyo en ese momento fue disfrutar el momento, alimentar su propia inquietud por el show multitudinario que estaba por venir en diciembre. “Es impresionante ver el poder de convocatoria que tienen Los Prisioneros”, dice Claudio. Se cuelan gritos desde afuera. “Ídolos, ídolos, ídolos”. Cánticos al unísono promovidos por el fervor y devoción de su fanaticada esperando en la calle.
Al reunirse con sus seguidores para la firma de autógrafos, la histeria colectiva, la sensación de agradecimiento, las emociones y llantos de quienes han construido la banda de sonido de su vida a través del catálogo musical de Los Prisioneros, se hizo sentir entre los miles de personas que se acercaron a la Feria del Disco.
Aquella primavera de 2001 se recuerda con cariño, arraigada a ese placer de quienes inconscientemente soñaban con aquella reunión. Sentirse partícipes de una unión poderosa, la de los chiquillos de San Miguel que vuelven a casa para celebrar la continuación de su destino junto al calor familiar, el de los fanáticos. Fue un reencuentro memorable, sin dudas.
Cámara: Carmen Luz Parot
Montaje 2019: Paula Sandoval
Texto: William Padrón
Yo también estuve ahí cuando se reunieron con sus fans….yo era una de ellas; lástima que en ese tiempo no existían los teléfonos con cámaras, no tengo ni una foto…fue un día memorable del año 2001.
Ese fue un manso día! y los posteriores fueron unos esperados conciertos.
¿Por que esa feria del disco ya no existe?
Se fue a la quiebra
yo fui una de las fanaticas!! llegue con mi hermano y mi prima a las 3:15 de la mañana… cuando llegue a las puertas de la feria del disco habian dos joven igual de felices por ver a nuestros idolos de la música mas genial de todo los tiempos.