Este viernes 29 de noviembre no solo estamos publicando un vinilo inédito de Estadio Nacional, para los que quieran escuchar el concierto completo, ese mismo día se estrenará el álbum con las 27 canciones remasterizadas en todas las plataformas de streaming mundial.
Aquí les hacemos una descripción del concierto grabado, para los que quieran revivirlo antes de su salida.
Estadio Nacional es un registro sonoro que los fanáticos de Los Prisioneros anhelaban tener a la mano desde hacía rato. Su vigencia se hace presente y la disponibilidad en el nuevo formato streaming de consumo masivo rememora aquellas dos funciones épicas, además de la edición de lujo en vinilo.
El sonido ha sido remasterizado para este lanzamiento por el mismo ingeniero que realizó las grabaciones originales: Carlos Barros.
Volver a escuchar las intervenciones de un Jorge Gonzalez entre canciones, con su particular humor y entrega personal, dan cuenta de un soplo humano vivido. Su obra nos sigue diciendo cosas nuevas con el pasar de los años.
Un estruendoso rugir de gente. La guitarra afina una cuerda e inicia el concierto con “La voz de los ’80”. El público acompaña a Los Prisioneros en toda la canción y Jorge aprovecha para hacer un guiño al Opus Dei. Se oye la intensidad de los gritos y aplausos.
Inmediatamente suena “Brigada de negro” y al concluir el tema Miguel y Jorge saludan al público.
“¡Buenas noches! Doce años después volvemos a tocar juntos. Fue muy agradable descansar de estas canciones por un tiempo. Ahora nos suenan como grupo nuevo… y vamos a cantar una canción que se llama ‘¿Por qué los ricos?”, interviene por primera vez el líder vocal y bajista. Nuevamente la fanaticada se suma al canto de su coro, como una hinchada ávida de los éxitos preparados. “¡Miguel Tapia canta “¿Quién mató a Marilyn?”, la gente grita “Miguel, Miguel, Miguel, Miguel” y el conteo de baquetas da inicio al hipnótico tema, con ese solo de guitarra en onda años 50s que añeja y exalta la a temporalidad de la pieza.
“Ahora cuando estábamos ahí, antes de salir, nos pasó una cuestión muy grosa. Vino Iván Zamorano en persona a saludarnos. ¿Qué les parece? ¿Cómo la ven?… Significa que nos está yendo más o menos bien”, dice Jorge sobre el futbolista chileno que tres meses antes había jugado en el Estadio Nacional ante la selección de Francia, campeones del mundo ese año. Interpretan “Paramar”, con ese dejo nostálgico amoroso que guía el tema y que fue acompañado por un karaoke significativo de sus seguidores.
Cuando le toca el turno a la contestataria “No necesitamos banderas”, inmersa en su intro dub y emparentado a su obvio bagaje jamaiquino, su lírica contundente se aprecia como un cántico latinoamericano. Narea hace gala de la distorsión de su guitarra y aplica un gentil solo que funciona como abreboca a las líneas que agregó Jorge del poema “Mi Bandera” de Óscar Jara A…. “Ese Antonino y ese Nico. Y esa Anita y ese Tedy”, saluda a sus hijos y sobrinos. Empieza “Mentalidad televisiva”, un clásico del álbum La Voz de los ´80 que habla sobre la idealización de los estereotipos en la TV.
“¿Cómo salen? Bien, ¿no? Perdonen si me equivoco mucho con el bajo, pero es que estaba desacostumbrado a cantar y tocar el bajo y es un poco peludo. Pero como el bajo no se nota mucho”… conversa Jorge, sacando a relucir su sarcasmo. “Yo lo he notado, ah. Lo noto”, bromea Tapia. “Te has condoreado heavy, loco”. Entonces en ese plan de bromas y humor que caracteriza a la banda Jorge replica: “Igual después reemplazamos el bajo en la grabación y queda todo poco menos que tocáramos como Los Tres…”
“Bueno, queremos agradecerles porque en realidad en estos doce años que estuvimos separados ningún día la gente nos permitió dejar de ser Los Prisioneros. O sea, todos los días la gente nos veía y éramos Los Prisioneros, así que poco menos que los únicos que no estaban convencidos éramos nosotros. Igual, nos habíamos puesto en la buena hace ya varios años, pero tenía que darse la cosa musical para volver a tocar. A mí me da la impresión de que tenía que pasar la década de los noventa para que pasara. Y ahora vamos a cantar una de las canciones que más nos gusta, que se llama ‘¿Por qué no se van?”.
En este punto la audiencia hace parte de su letra, del compromiso adherido al discurso y su efusividad al cantar el coro con la banda. Un intro electrónico da paso a “Muevan las industrias”, ese sonido que hace alusión al sector manufacturero, desempolva su crítica en el estadio. “Por favor”, “Tren al sur” y “Que no destrocen tu vida”, aparecen como un triunvirato sonoro con el que crean un punto de ebullición en la mitad de la velada que aún tiene mucho más por interpretar.
Pasión, entrega, dosis de new wave, post-punk, reggae, ska, rock y un arsenal lírico que pasa por el contenido adscrito de sus canciones y se enmarca en el consciente colectivo de dos generaciones que a ese año 2001 crecieron con las composiciones de Los Prisioneros. Estas interpretaciones en directo viven en la memoria de sus asistentes e inspiran a una nueva camada de jóvenes que han crecido con la historia del recital más importante que una artista local haya realizado en Chile.
Hay un espacio de silencio para que el público tome un respiro. Se escucha la guitarra acústica con ladridos de perro sampleados. La siempre oportuna “El Baile de los que sobran” con su batería electrónica, amplifica el sentir de los 80s, el de esa noche y el del día de hoy. El clima social actualiza su discurso y Jorge finaliza con un: “¡En las mismas!” y da las gracias.
“Esta es una canción muy linda, con la que nos sentimos muy identificados”, así presenta “Quieren dinero”. El bombo de la batería anima a la gente.” A sacarse los guantes, esto está empezando no más”, grita Jorge seguido de “¡Hi yo, Silver!” en el intro para soltar la frase “El medio hueveo” y continuar la canción, destacando la guitarra country en vivo.
“El disco más desconocido de nosotros”, hace referencia Jorge sobre La Cultura de la Basura para introducir la rockera “Usted y su ambición”. Acto seguido suena un primer acorde de guitarra con el repique de la caja de batería, para soltar “Maldito Sudaca”, en una interpretación formidable y enérgica por su carga sonora, ni hablar del mensaje.
“El himno internacional de la buena onda”, toma el micrófono Claudio para explicar el tema “Lo estamos pasando muy bien”, la canción que el guitarrista canta en el concierto y que compuso junto a Miguel. “Se creó por allá por la década de los ’80, una época súper difícil, eran pocos los que estaban felices en ese tiempo. Nosotros estábamos mas o menos felices porque estábamos tocando”. Jorge lo interrumpe para preguntarle cómo se siente en una escala del 1 al 10 en este show. “¡Diez!”, responde Narea. Caja y bombo introducen la canción de 1987, con ese guiño claro a The Clash y, quizás, el primer uso del rap en el rock latino.
“¡Son hermosos ruidos, que salen de las tiendas…” es la línea que anima el karaoke multitudinario con el que corean “We are sudamerican rockers”, el siguiente experimentó con el hip hop de Jorge González en 1988, al final Jorge hace un pequeño tributo citando a Los Tres: “Porque un amor violento nos traicionó, porque un amor pulento nos separó… etcétera”.
La versión en directo de “Corazones Rojos”, la tercera y definitva incursión de Jorge en el hip hop, aun precursor en Latinoamérica durante 1989, muestra una guitarra distorsionada y riffs filosos que contrapuntean con la lírica ya consagrada de González.
“Ya no somos los de antes. Tenemos que echarle una miradita al carnet”, suelta el vocalista para presentar “Sexo”, asomando la posibilidad de que fuese la última canción. “Canten, po flojos”, le dice al público. “Sí, muy rico, se pasa bien, buena onda, pero con condones muchachos”, es el consejo que da Jorge al público mientras alarga el puente y pregunta: “¿Se van a poner condón?” y hacia el final usa unas líneas de “El último beso”, una versión en español que Leo Dan internacionalizó, entre muchos otros artistas latinoamericano que la grabaron en los ’60s y que fue originalmente compuesta por Wayne Cochran en inglés.
“De la cultura de la basura” aparece en el repertorio con su letra llena de guiños a la cultura popular, una declaración de principios, la audiencia canta a voz en cuello “escuchando radio, vamos al estadio”.
Jorge pregunta qué quieren oir para al final interpretar “Mal de Parkison” la canción mas desconocidad del concierto del grupo lateral de 1987 Gus Gusano y sus Necrofílicos Hemofílicos. “Perdonen que toquemos estas que no son tan famosas pero es que nos gustan”, se disculpa. Rockabilly hedonista de vieja escuela a lo Elvis Presley. Ahí mismo entonan “Latinoamérica es un pueblo al sur de los EE.UU” con una aguda visión del continente. A mitad de la canción interrumpe la música para dirigirse a la audiencia:
“¿Ustedes se han puesto a pensar, por ejemplo, los apellidos que tienen los presidentes en Chile? O sea, la mayor cantidad de los chilenos somos una mezcla de mapuche con español, ¿cierto? La mayoría de la gente tiene apellidos como españoles. Fíjense en los presidentes que tenemos”. Una alocución que se extiende con: “Son nombres súper raros y por eso cuando llegan arriba no pasa na’, porque la mentalidad que tienen ellos es que para ellos lo bueno que sería que Chile sería como Europa, ¿cachai?”. Hacia el final reflexiona: “Los presidentes, algunos tendrán más mala intención que otros, pero la verdad es que por ahí no va la cosa. Porque Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos”… y retoman la canción.
“Nunca quedas mal con nadie” continua en el repertorio que está próximo a anunciar su fin. “Hay que apoyar al rock chileno”, suelta Gonzalez al terminar el tema. Ahora para los fanáticos interpretan “Generación de mierda” de la época de otro grupo lateral de los ’80, Los Apestosos.
La despedida del recital es con un tema instrumental de una película de James Bond. “Esta canción era de nuestros comienzos, cuando éramos inocentes. No habíamos perdido la pureza. Cuando solo tocábamos por el interés de nada más que tocar” y empieza “De Rusia con amor” del periodo en que se llamaban Los Vinchukas. Una pieza cinematográfica como el momento que se capturó esa noche. “Váyanse con cuidado pa’ la casa”, despide Jorge su público.
La atemporalidad de las canciones de Los Prisioneros permite que un lanzamiento como este, a dieciocho años de haber sido editado, continúe con su impacto artístico. La crudeza, honestidad e integridad con la que la banda se muestra en este show lo hacen único, irrepetible e histórico, no solo por haber regresado y vender más de ciento cuarenta mil tickets en dos días, sin auspiciadores ni afiches, sino porque el corazón musical de esta banda depende de esa conexión con su público y porque todos los decibeles de este eléctrico recital fueron gestados sobre los hombros de tres músicos en el Estadio Nacional.
Corren tiempos en que el streaming es la conexión inmediata al mar sonoro de nuestras vidas. Momento justo para acceder al icónico álbum en vivo Estadio Nacional de Los Prisioneros y también a su edición en vinilo que llega como un refrescamiento para el coleccionista amante de la banda.
Este disco podrían sacar en tres formatos de audio: CD, Cassette y Vinilo.
En el formato de video: VHS, DVD y BlueRay.
Por Favor saquen el DVD o BluRay del concierto!! Para comprarlo (para mi) y también regalarlo!!!
Hola,, donde encuentro exactamente el concierto completo estadio Nacional,??? ,, graciass
ss!!!!
Buena! me encantaron las canciones
saquen el bluray del concierto pu
Necesitamos el bluray del concierto !! saludos
saquen un bluray y el cd!!